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Estamos oficialmente a menos de 2 semanas y media de mi cumpleaños. En apenas 18 días voy a cumplir 26 años y no sé qué significa tener 26, o qué debería estar haciendo o en dónde debería estar parada o hacia dónde debería dirigirme. Lo que sí sé es que la emoción que se presenta al menos un mes antes de mi cumpleaños este 2024 no se hizo presente, y tomó su lugar una angustia que le dio paso a una crisis que eventualmente se disfrazó de emoción por mi cumpleaños. Hoy puedo afirmar que estoy más contenta con la llegada del 12 de octubre, aunque siga pensando en todo lo que no logré en estos años en lugar de enfocarme en lo que sí logré. Y sobre eso escribí hoy: sobre los vacíos que se sienten como faltas y los que se sienten como oportunidades. También escribí sobre mi cumpleaños porque fue el disparador de la Confesión de hoy y uno de los temas sobre los que más estuve hablando en terapia. No necesariamente de mi cumpleaños como evento, pero de cómo me hace sentir crecer y cómo me enfrento a estos vacíos que a veces se confunden con miedo.
Cumplir años es inevitable. Todos los 12 de octubre siempre fueron recibidos con mucha emoción, expectativas, y alegría porque disfruto mucho de festejar mi cumpleaños. Tengo el privilegio de a lo largo de los años haber compartido mi día favorito con personas maravillosas; mi casa solía llenarse de gente que decidía compartir su tiempo conmigo y a mí me encantaba recibirlos, decorar el espacio, cocinar algo rico para compartir y pedir mis 3 deseos al momento de soplar las velitas. Cuando me mudé a Brighton no sabía como se iban a ver los 12 de octubre. No todos mis amigues estaban cerca, mi familia tampoco, y el círculo que me rodeaba era mucho más acotado. Nada de esto hizo que ese día sea menos especial, simplemente fue distinto. Contaba con otros amigues que compartían su tiempo conmigo, cocinaba algo rico para compartir, nos reíamos hasta que nos doliera la panza, decoraba el departamento, y pedía mis 3 deseos al momento de soplar las velitas. Encontré nuevas tradiciones, como elegirle una temática a cada cumpleaños y que Giuli haga la torta basada en dicha temática, o hacer una lista con los mejores momentos de los últimos 12 meses y compartirla si así lo deseaba.
Cumplir años es inevitable y pensar en donde estás parado también lo es. Hace 2 cumpleaños que vengo escribiendo en este espacio y la incógnita que se presenta es siempre la misma: ¿qué debería estar haciendo? ¿En dónde debería encontrarme en el tablero de la vida? La realidad es que podría pensar en muchos lugares en donde podría estar que no implican el lugar en el que estoy ahora, pero también entiendo que todos esos espacios nacen de compararme con el camino de un otro. Y es difícil no hacerlo. Tenemos al alcance de nuestra mano miles de realidades que te gritan que te estás quedando atrás, que no estás haciendo lo suficiente, y que la vida se te va, así que mejor apurate, pero tené cuidado, hay que ser precavido y tomar recaudos. Ya no entiendo si estoy siendo muy cuidadosa, o si en realidad lo que me frena es el miedo; así suele presentarse la gran incógnita de mi vida. En las publicaciones anteriores que giran alrededor de mi cumpleaños la respuesta es siempre la misma: tengo miedo. Miedo de no estar haciendo lo suficiente, de no ser tan buena como podría ser, de estar perdiendo el tiempo, de no estar ahorrando lo suficiente, de no vivir tan libremente como debería, de no estar arriesgándome para lograr aquello que tanto anhelo, de quedarme atrás y de no encontrar mi camino.
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