Extraño escribir ficción. Antes de dormir se me ocurren mil escenarios diferentes, pienso que son buenísimos, pero me duermo y al otro día no recuerdo nada. O peor, recuerdo todo y pienso “¡Qué idea de mierda!”. Y la desecho como a tantas otras.
Extraño escribir ficción. Y extraño sentir que lo que hago tiene algo de calidad. Si fuiste atento, te habrás dado cuenta de que hace dos semanas no mandé el newsletter de la tirada. Lo tenía preparado, casi listo para pegar en Substack y que puedas disfrutarlo. Pero entre una cosa y otra, lo volví a leer y pensé “¡Qué idea de mierda!”. Y lo deseché como a tantos otros. Igual, no temas - lo volveré a estructurar y será el próximo que salga, pero no puedo evitar creer que fallé como artista y me da mucha vergüenza admitir que la estuve pasando bastante mal y el tema de la tirada me tocaba una fibra muy sensible. Una fibra que supuse que iba a poder pilotear, pero no fue así.
¿Escuchas la canción que dejo siempre al principio del newsletter? ¿O la ignoras por completo? No es un reclamo, para nada, pero me gusta suponer que le pones play y te das cuenta de que la letra va muy en correlación con el tema de la entrega. Me siento un poco los escritores de Glee, buscando a más no poder una canción que se acople al contexto de los personajes. Me parece que esta canción va muy de la mano con ciertas cuestiones que atraviesan a La Luna, y no olvidemos que Stevie Nicks es bruja lo cual hace que la elección me parezca todavía más acorde a todo este espacio. La Luna nos invita a reflexionar sobre los sueños, sobre aquello que escondemos del mundo y dejamos que descanse en la oscuridad de nuestro ser. Es momento de escarbar y encontrar el tan esperado premio.
La vida, el universo, los astros, dios o quien sea que maneje esta realidad, me estuvo haciendo enfrentar a varias situaciones lunares durante el mes de julio. Desde participar de una actividad que me dio demasiada vergüenza, soñar cosas muy falopa hasta tener que escarbar entre las profundidades de mi ser para enfrentarme a cuestiones que por mucho tiempo decidí ignorar. Durante este mes me sentí muy vulnerable, con una coraza muy poco protectora que permitió que cualquier comentario o cualquier persona pudiese herirme, incluso si esa no era la intención.
Ahí es cuando me di cuenta de que tenía que revisar ciertos recovecos de mí misma.
XVIII - La Luna
subconsciente
intuición
misterio
fases
sombra
complejo
oscuridad
escondite
reflexión
liberación
Recordatorio de que ninguna carta es buena o mala en su totalidad. Hay que aprender a verlas como un momento, una parte de la historia.
Una vez más no recuerdo cuándo ni cómo saqué la carta de este mes. Siempre supe que mi memoria era poco confiable, pero esto se está volviendo un tanto preocupante. Sin embargo, siento que hace cien días tengo la carta de La Luna pegada en el monitor de la compu y que la vida me empuja a situaciones que no puedo evitar relacionar con esta carta.
Me está costando escribir esta entrega, y no sé si es porque tengo a Juli al lado hablando de como quiso apretar una palabra en un libro de papel esperando la definición, como si estuviese usando el Kindle. O porque inconscientemente hay temas de esta carta que quiero ignorar y no exponer.
Tal vez sea una mezcla de las dos.
Cuando creé este espacio, me dije que iba a ser un lugar seguro tanto para mí, como para vos o cualquier persona que se encuentre en estas líneas. Y parte de hacerlo un lugar seguro es también poder bajar la guardia y mostrarme de la manera más cruda que pueda. Tampoco te voy a contar mi vida, pero sí voy a intentar ser lo más sincera posible.
¿Cuántas veces estuviste de acuerdo con la opinión de alguien más aunque no fuese la tuya, solo por “pertenecer” y no quedar fuera de la conversación y empezar algún tipo de discusión? Aprender a no esconder nuestra esencia frente al resto es una de las cosas que nos enseña La Luna. Esta es una de esas cosas que me cuestan, y mucho. No voy a adjudicar mis problemas con las discusiones o diferencias de opinión a que soy Sol en Libra, pero un poco sí. Incluso en algo tan simple y tonto como “Este libro no me pareció la gran cosa”, no puedo verme en contra de la opinión de alguien más si estoy rodeada de otras personas. Puedo pensarlo, querer defender mi postura con todas mis fuerzas, pero con miedo a causar problemas, prefiero callarme y asentir, dando a entender que estoy de acuerdo con el resto.
Muchas veces dar mi opinión sobre ciertos temas no causaría ningún problema, al contrario, se podrían generar espacios de debate muy copados en los cuales me encantaría participar. Pero me callo, largo una risa falsa y asiento con la cabeza. Incluso a veces digo cosas como “Tal cual” o “Exacto, me pasó lo mismo”. Y a veces, es mentira. A ver, no soy una mentirosa compulsiva, intento ser lo más honesta posible; mi problema es querer complacer a todos a mi alrededor y esconder partes de mí para no incomodar al resto. Mi psicóloga debe estar un poco cansada de escuchar esto, y quiero cambiarlo, quiero poder decir mi opinión con orgullo y dejar de esconder mi esencia en el rincón más oscuro de mi ser para dejarla salir solo cuando estoy sola.

Debería hurgar un poco en las profundidades de mi oscuridad para entender por qué busco complacer tanto al resto, incluso si eso significa negar ciertas partes de mi persona. ¿Qué busco causar en el resto? ¿Qué busco que digan de mí? ¿Que me admiren? ¿Que digan que soy una persona increíble por lo que viví y tuve que superar? ¿Por qué me importa tanto la opinión ajena? ¿Cuándo voy a poder ser sin condicionarme frente al resto? ¿Voy algún día poder ser sin condicionarme frente al resto? Cuantas preguntas y que pocas respuestas.
Otra cosa para la que tengo muchas preguntas y muy pocas respuestas, son mis sueños. La Luna está ligada directamente con los sueños; ya de por sí La Luna es la representación de todo nuestro mundo interior, y que más interior que los sueños y el inconsciente. Ese lugar al que viajamos imaginando una vida paralela donde todo es color de rosa o completamente caótico.
Hace varias semanas empecé a soñar nuevamente con una persona que quiero erradicar mi mente desde hace ya varios meses, tal vez incluso años. Es evidente que no es tan sencillo borrar gente del inconsciente por más fuerza de voluntad que uno ponga. Y detesto que aparezca ahí, porque me muestra una realidad que me encantaría estar viviendo, o al menos, que me hubiese gustado vivir si las cosas se hubiesen dado de esa manera. Me hace mal porque todos los días hago el trabajo de ignorar completamente su existencia. Se aparece como una mosca que molesta y después no podés dejar de escuchar. No solo eso, ya prendí mil velas, corté cientos de hilos, hice nudos hasta que se me acalambraron los dedos y le pedí por favor a La Luna en una noche de luna llena que se lleve todo recuerdo y me deje tranquila. No estaría funcionando.
Soy fiel creyente de que en los sueños se esconden muchas verdades, eventos o personas que tenemos que enfrentar para poder superar. El problema es que nunca nos dicen cómo, no nos dan solución alguna para llevar esto a cabo y terminamos dándole mil vueltas al asunto nuevamente, sin saber muy bien hacia donde salir corriendo. Te recomiendo anotar tus sueños en un cuaderno o en las notas del celular para no olvidártelos. Es una técnica que me funciona bastante bien; le doy entidad a esas cosas que se aparecen sin previo aviso y después veo la manera de tratar con ellos. No prometo que sea una técnica infalible, pero como primer paso me parece muy útil.
Me encantaría entender más de por qué los sueños suceden de la forma en que suceden, o cuál es la lógica detrás de ellos, pero no tengo ni idea. Tampoco sé por qué me cuelgo soñando despierta mientras estoy haciendo otra cosa - ese es el verdadero multitasking. Me imagino una vida paralela mientras busco como escapar de la que vivo. ¿Soñas despierto? ¿Qué tanta concentración se necesita para vivir dos veces al mismo tiempo? ¿Será esa nuestra vida en otra dimensión? Mejor me bajo de este tren que está empezando a sonar demasiado falopa. Suficiente Marvel por hoy.

La Luna también es nuestro hogar, representa nuestro espacio seguro, esa zona de confort donde nada está fuera de nuestro control. Creo que si me caracterizo por algo, es por pasar mucho tiempo dentro de mi casa y quedarme en la comodidad de lo que me rodea. Dije en un newsletter anterior también que la comodidad puede volverse un limitante y convertirse en una jaula en la que te sientas acorralado. Es por eso que, si bien la vida durante todo julio me empujó a salirme de esa jaula, yo acepté esas salidas y empecé a dar pasos pequeños que para mí son enormes. El sábado salimos con el argenteam. Hicimos una parada técnica para comer algo y luego, nos encaminamos hacia un pub. Hace varios años que no soy amiga de la noche, no es mi escena, no me gusta para nada y me causa mucha ansiedad estar encerrada en un lugar con tanta gente, poco aire y la música tan fuerte que no puedo ni escuchar mis propios pensamientos.
Cuando Rama propuso esta salida, me puse un poco tensa, suponiendo de antemano que iba a ser otra situación fuera de mi zona de confort y que no iba a pasarla bien. Contrario a lo que creí, la pasé genial. Salir de noche a un boliche es la peor idea que me pueden proponer, y pensé que ir de pub en pub iba a ser igual. No fue ni parecido, estuvimos en un bar donde pasaron Taylor Swift y McFly, nos fuimos a otro donde pasaron Gaga, charlamos a los gritos tratando de ahogar la música y nos reímos como si no hubiese un mañana. Al final, no fue tan terrible, me vestí bien linda, intenté que el delineado azul me quedara parejo en los dos ojos, tomé el mojito más artificial del planeta tierra y bailé ABBA en el seafront. Ah, y no nos olvidemos que nos subimos a una calesita en la playa, que un momento iba tan rápido que empezamos a gritar como si fuésemos niños queriendo agarrar la sortija. Tenía mucha vergüenza de subirme y quedar como una adulta ridiculizada, que encima tenía una falda corta y podía llegar a quedar en pelotas subiéndose al caballito.
Esos miedos sólo estaban en mi cabeza. Fue increíble y disfruté un montón de una salida por la que no apostaba absolutamente nada.
Si por esas casualidades de la vida lees el newsletter, pero no consumís YouTube, te cuento que empecé a incorporar los temas que desarrollo acá, también en mi canal. La Luna es una carta que tiene a la vergüenza y el no seguir nuestro instinto muy presente, es uno de los temas que más la acompañan. Ese miedo de como nos pueden percibir los demás y el miedo de no pertenecer, de quedar afuera, nuestras limitaciones al poner estas cosas por delante del disfrute. Te cuento sobre varias situaciones que me llevaron a “ridiculizarme” frente a un montón de otras personas en este video.
Y si querés una recomendación para terminar de entender a La Luna, te dejo este video donde vuelvo a mis principios de YouTube y te recomiendo un libro increíble.
¿A qué voy con todo esto? La vida es un misterio, como La Luna. No sabemos muy bien hacia donde vamos, qué nos sucede por dentro, de donde venimos o que deberíamos estar haciendo. Nos condicionamos por el contexto y reprimimos instintos para no molestar a un otro. Es un poco complejo, pero mi humilde opinión es que te largues a hacer lo que quieras sin importarte qué van a decir sobre vos. Siempre y cuando no le estés haciendo mal a nadie más, ni limites a un otro, no hay razón por la que no puedas disfrutar de lo que te hace sentir vivo. Publicá ese cuento, cantá esa canción, animate a hacer algo que nunca creíste que fueras capaz de hacer, no hay acción grande o chica, vos sabés lo que te va a hacer sentir vivo y sacarte de la sombra que es esconderse en nuestros miedos.
Este espacio existe gracias a que me animé a soñarlo y crearlo. Las cosas empiezan a suceder cuando te animas a soñar. No esperes más, y creá.